MEMORIAS DE UN HOMBRE-LOBO
Domingo, 30 de Junio de 2013 20:09
Desde los diez años me considero un lobo. Aunque no jugaba iba a casi todos los partidos, he pasado frío, me he alegrado, me he entristecido, he disfrutado, he sufrido como uno más. He estado cuando la A.D.S.C.J. Basket Lupus proyectaba películas en la Asociación de Vecinos y en el CP La Jota para sacar un dinero (ahí vi por primera vez Tiburón). Recuerdo a los Bufas Boys animando sin parar, mi madre gritando aquello de "yu-yu" o "melocotón" cuando el rival tiraba un tiro libre. Aquel cartel que hicimos en mi casa con dos escobas y una sábana vieja en el que rezaba "Auuuuupa Basket Lupus, Auuuuullamos contigo". Yo llevando el marcador (hecho por mi padre) y ayudado por Óscar, mi hermano pequeño. He visto pasar a un montón de jugadores que no se recuerdan tanto como otros, Pardo, Marcelino, Rivas, Andy, Celes, Fernando, Óscar, Roberto, Vicente, Luis... y entrenadores, Valdivia, Ignacio, Julio, Jorge, Rafa, Fernando... A los padres que venían a ver los partidos, los Morales, con el Sr. Pepe al frente (siempre le recuerdo con una chaqueta verde), los Buisán y su 127, los de Chuchín, su madre, que aunque su hijo ya no jugaba con nosotros siempre preguntaba la hora del partido y allí acudía a su cita... Los pequeños detalles, cómo 82 guardaba las gafas para sacar las de batalla, el "busca" de Miguel, la rodillera de mi hermano Julio...

 

A los 16 años me enfundé "LA CAMISETA". Empecé jugando en el recién formado Júnior, conocí a mis compañeros que hoy, 23 años después, siguen siendo mis amigos.
Pasar toda la tarde mirando el reloj esperando que llegase la hora de entrenar. Empezar a estirar, dar unas carreras alrededor del "tercio" botando el balón (mi mejor amigo que diría Dr. J.). Comenzar el entrenamiento y disfrutar. Los bases repartiéndose cera en un lado de la cancha, los pívots luchando cuerpo con cuerpo en el otro. Ejercicios de tiro, tiro, tiro sin parar. Hacer un trap con Carlos (sin él el baloncesto no hubiese sido igual), abrirse en un rebote defensivo para recibir y empezar a correr el contraataque, tener a Raúl pegado a mi espalda mientras le jugaba al poste bajo (era donde podía superarle), situaciones que no se olvidan, mi hermano Rafa ejerciendo de compañero y entrenador, la motivación de Félix, la dureza y compañerismo de Diego, la seriedad de Sergio, la profesionalidad e inteligencia de Miguel, alucinar con los tiros de Alberto, los rebotes de Mariano saltando hacia abajo, envidiar a veces a David, escuchar los consejos que me daba al oído mi hermano Julio...


Y llegar el día del partido, combatir el ansia viendo vídeos de "Cerca de las Estrellas". Entrar en el pabellón, atravesar el hall y el pequeño pasillo y ver la cancha del Lupus Arena. Casi siempre estar allí de los primeros, mochila al suelo, apoyarme en la valla y esperar a que lleguen los compañeros. Saludos, palmas, choques, abrazos mientras van llegando, mirada desafiante al rival al aparecer en nuestro territorio. "El tres, tengo la llave". Abrir la puerta del vestuario entre gritos y aullidos. Cada uno en su sitio con sus rituales. Comenzar a vestirme, enfundarme la camiseta número 5 (como mi ídolo, "el genio de Sibenik") y entonces llegar el momento en el que ya no había marcha atrás, el momento que llevaba esperando toda la semana.... me ataba las zapatillas.... la batalla iba a comenzar... YA ESTABA LISTO...

hombre-lobo

 
El baloncesto es mucho más que jugar un partido, meter puntos, coger rebotes... El baloncesto es todo lo que hay alrededor. Hay que disfrutar cada momento, cada instante.

Ángel Calvo Alonso
 

 

Angel
Ángel pertenece a la segunda generación de jugadores del club. También pertenece a una de las familias que más han aportado y apoyado al Lupus.
 
Ángel también ha sido, desde que empezó a jugar, uno de los jugadores más valiosos, desestabilizantes y que más han aportado con su juego durante muchos años. Pero su característica más admirable no es que fue máximo anotador y jugador más valioso en innumerables partidos, incluso cuando siendo juvenil empezó a jugar con el equipo sénior. La característica más importante de Ángel es el sentimiento, la fuerza y la energía con la que se enfrenta a cada partido tanto dentro como fuera de la cancha.

 
Ángel representa el verdadero sentimiento de éste club viviendo con pasión cada momento y contagiando esa pasión a todo el que está a su lado.

Gracias Ángel por haber querido compartir con nosotros tus emociones, intactas después de tantos años, que esperamos sirvan de referencia para los chicos y chicas que ahora comienzan a disfrutar de estas experiencias. Ojalá algún día todos puedan sentir lo mismo.

Miguel Ángel López

 

 

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